Ubicado en una cortijada del valle verde de Mojácar, a escasos kilómetros de la costa levantina Almeriense, mantiene su privacidad a través de los muros perimetrales por un lado y la apertura hacia el valle en el lado opuesto a la entrada.
La disposición en planta, incluyendo dependencias para invitados, y el respeto de la orografía con la piscina en nivel inferior hacia el valle, conforman una serie de vacíos singulares.
El tratamiento de los volúmenes y los muros y su relación directa con el suelo, sin apenas mediar acabados y transiciones, recuerdan algunas obras menores del maestro Luís Barragán.
La mitad de los más de 400m2 construídos está dedicada a la vivienda principal. La parte restante alberga las dependencias para invitados, tanto a nivel de la entrada como a lado de la piscina.
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